martes, 1 de mayo de 2007

Indisciplina

Se consideran actos de indisciplina todas las acciones, palabras, actitudes, gestos y reacciones que contrarían las normas disciplinarias vigentes en un centro de enseñanza, o que representan atentados contra la moral, la autoridad, el orden, el espíritu y las tradiciones de la institución. No hay duda de que los actos positivos de indisciplina, principalmente cuando son intencionales y frecuentes, son perjudiciales a la moral de un colegio y se oponen frontalmente a los propósitos educativos que son la propia razón de ser de esos establecimientos.

Deben, por consiguiente, ser combatidos y eliminados. Pero estos actos de indisciplina son, casi siempre, consecuencias inevitables de condiciones y factores desfavorables que están actuando sobre el psiquismo de los educandos, amenazando desintegrar su personalidad y desajustarlos a la vida escolar. Importa, pues, que se encuentre la atención de los educadores sobre estos factores para eliminarlos o atenuarlos, antes de recurrir a sanciones o medidas punitivas más drásticas. La falta de conformidad con las normas de disciplina vigentes en los colegios se puede atribuir también, en muchos casos, a la inmadurez de los alumnos: su inteligencia no está todavía en condiciones de comprender las razones más profundas que dictan las normas vigentes; su poca experiencia no les permite aún prever y calcular las consecuencias de todas sus palabras, actos y actitudes; su poca edad no les hace posible todavía desarrollar el control mental necesario para una conducta reglada y satisfactoria.

Solamente el tiempo, la experiencia, el ambiente educativo y la aclaración progresiva de los hechos por la comprensión y por la reflexión podrán engendrar en su mente inmadura ese control reflexivo e interior que facilita una conducta consciente y disciplinada. Corresponde a la escuela favorecer y estimular esa progresiva maduración interior de los escolares, sin perjudicar la evolución sana y normal de su personalidad.
Si en algún momento estamos leyendo cómodamente en nuestra casa y comienza a llover, seguramente sentimos un leve estremecimiento en la piel y pensamos de inmediato en las cosas que se nos vienen encima: la ropa colgada, los niños, el perro en el patio, etc. Inventario donde seguramente las posibles “goteras” ocupan un lugar importante.

En muchísimas cosas de la vida el desencadenamiento de un hecho no es sorpresivo, no se presenta en forma de avalancha, de arrollada imprevisible e insalvable. Generalmente las cosas comienzan, se desarrollan y luego se convierten en el problema final que iban a ser. Aunque existen excepciones. Todos conocemos la sorpresa, la casualidad, lo imprevisto. En el caso que nos ocupa la ley se cumple con todo rigor. De igual forma que en la lluvia, de igual forma que las desesperantes goteras de nuestros techos permeables, la indisciplina tiene un leve principio, al parecer ingenuo, que luego avanza, corroe, desorganiza y finalmente rompe la estructura más sólida, el sistema más eficaz, el método más comprobado.

La indisciplina debe ser atacada siempre, indefectiblemente, desde sus primeras manifestaciones, ya sea colectiva o individualmente. Todos hemos sido testigos de lo dificultoso que es el trabajo, en especial el político, cuando la indisciplina se torna sistemática. Un cúmulo de conductas y formas de hacer, incapaces de adaptarse a un ordenamiento lógico para llevar a efecto una tarea cualquiera, que por lo general mantienen al conjunto en ascuas, e incluso nunca se logra la tranquilidad de haber cumplido bien lo planificado; llenos de nerviosismo, dudas, conjeturas.

La indisciplina como método, evidentemente es todo lo contrario a la disciplina. Hace del desorden, la ausencia de prioridades, el no adelantarse a los hechos, la falta de control y subordinación, la irresponsabilidad, una constante. El indisciplinado o no tiene conciencia de ello, o la tiene pero es incapaz de superarlo por sí mismo. En el primero de los casos bastará un buena formación, en el segundo, voluntad. Ciertamente nadie nace con esta propiedad, se madura con el tiempo.

Autodisciplina

En la vida se debe aprender a encontrar el equilibrio entre las necesidades individuales y las necesidades de los demás. Para ello hace falta autodisciplina. La autodisciplina es saber cómo comportarse de acuerdo a las reglas. Es nuestra tarea como padres guiar a nuestros hijos para que comprendan los valores morales y puedan respetar las reglas dentro y fuera del hogar. Siempre es mejor tratar de razonar juntos antes que imponer castigos para evitar que nuestros hijos no sigan las reglas. A veces es útil pedirles que se “tomen un tiempo” para pensar en lo que hicieron.

Coinciden los estudiosos y nuestra propia experiencia, en aseverar que la autodisciplina es el remedio más eficaz contra el fenómeno de la indisciplina. La autodisciplina no se hereda, no nace con la persona, se adquiere en el largo proceso de la formación de la personalidad. Nadie es autodisciplinado porque sí. La exigencia, la educación familiar y escolar, la actividad laboral y política, crea en los seres humanos la conciencia por la disciplina.

Una vez convencidos y conscientes que es necesario transformarse para poder transformar la sociedad, decir que la “disciplina debe ser consciente y voluntaria” no es suficiente, ello tiene que ser demostrado en cada acto y acción, no solamente como una forma de “entender”. No hay que olvidar que en el principio revolucionario de la disciplina, el individuo como ser pensante y actuante es el que define y se hace responsable de sus actos en los hechos.
Siempre que se analiza la disciplina o la indisciplina se observa la relación existente entre ellas y la categoría tiempo. La disciplina o la indisciplina tienen que ver no sólo con el uso debido o indebido del tiempo. También están vinculadas con la oportunidad, es decir, con hacer o no hacer las cosas en el momento preciso, sino a su tiempo.

A continuación les presento unos consejitos para manejar el tiempo efectivamente.

· No malgaste su tiempo. Concéntrese en su trabajo y no realice el de personas subalternas.
· Trabaje con planes. Priorice y anote los problemas. Atienda uno a la vez y llévelo hasta el final.
· Separe tiempo para pensar y para las actividades que se repiten.
· Descubra las dificultades permanentes.
· Delegue. Tipifique la solución de los problemas que se repiten.
· Sea breve y puntual. Aprenda a expresar sus ideas de forma concisa y precisa.
· Aplique técnicas de control selectivo y por excepción.
· Aplique técnicas de conducción de reuniones y despacho.
· Aproveche el tiempo que aparece “al menudo”.
· Estudie las técnicas de toma de decisiones y aplíquelas en su trabajo.

Es oportuno también conocer algunas categorías de disciplina, causa permanente que se materialicen o no las restantes formas de disciplina; la política, referida a la sustentación de un proyecto de transformaciones y participación en una organización; la social, de desarrollo y autogestión de las masas populares; la económica, sin la cual no es posible subsistir en el mundo productivo actual; la militar, orden y mando en el desarrollo de la tecnológica, obligación imprescindible para poder tratar con eficacia los complejos recursos que la sociedad ha puesto a nuestro alcance; etc.

En fin, el camino de la disciplina es muy largo, pero tiene un comienzo. La cuestión reside en saber encontrarlo. De igual forma, una vez descubierto el comienzo del largo camino de la disciplina todo se reduce a insistir y mejorar. La autodisciplina es la capacidad para fijar una meta realista y saber cumplirlo. Es la capacidad para resistir la tentación de hacer las cosas que lastimen o otros o a nosotros mismos. Requiere de saber cumplir con promesas y compromisos que hemos hecho. Es el fundamento de muchas otras cualidades frecuentemente requiere de persistencia y poder cumplir con compromisos a largo plazo –demorando el placer o recompensa inmediata- con el fin de alcanzar una satisfacción más duradera.

También incluye saber manejar emociones como el coraje y la envidia y desarrollar la capacidad para ser pacientes. Aprender autodisciplina ayuda a los niños a regular su comportamiento y les da fuerza de voluntad para tomar decisiones y saber elegir, de lo contrario, los deja expuestos a comportamientos autodestructivos. Sin la capacidad para controlar o evaluar sus impulsos, los niños pueden dejarse llevar por situaciones peligrosas.

miércoles, 11 de abril de 2007

La pasión de servir a los demás

Es la forma privilegiada de actuar esta humildad es el servicio desinteresado y amoroso a los seres humanos. Esta caridad tiene expresiones exteriores imprescindibles. Pero, por encima de todo, consiste en una actitud interior de respeto, de benevolencia sincera y convencida hacia la persona de los demás. Hasta con admiración se llega a reconocer y comentar cuando en el entorno se encuentra una persona que vive una actitud de disponibilidad grande en agradar y servir a los otros.

Además, suelen ser personas alegres, abiertas, capaces de superar cualquier obstáculo y siempre con un rato disponible para hacer cualquier favor o cualquier servicio. Resulta curioso observar cómo la inmensa mayoría de las personas, en este mundo contemporáneo que vivimos, siempre están ocupadas, casi nunca disponen de tiempo para atender cualquier cuestión que se les plantea y, además, en sus conversaciones transmiten el agobio propio en el que ellos viven.
Una persona, por razón de su forma de ser, educación, espíritu de fe, etc., puede estar como en una predisposición a ser de una forma determinada. Y de modo contrario puede estar abocada a un tipo de vida opuesta al orden, al respeto a los demás, etc. Pero lo que al fin resultará definitivo serán las decisiones que en su vida vaya tomando frente a las exigencias naturales del convivir con los otros.

Estas decisiones, no pocas veces irresponsables por irreflexivas, van formando en la persona el talante que se manifestará en la relación con los demás. Intervengan todos los factores que se quiera en la formación esencial y existencial de la persona, ésta siempre tiene en su decisión final la posibilidad de ser y actuar de una forma o de otra.

Sea como sea una vida con toda su historia, siempre habrá en su devenir de los días y de los meses momentos en los que le abren fuertes e intensos interrogantes sobre sí, sobre sus actitudes y comportamientos, a los que algún tipo de repuesta dará.
Las personas serviciales que tienen unas cualidades o virtudes francamente interesantes: gente abierta, generosa, alegre, con lo que se puede pensar que ante una situación carente de todas estas cualidades no es posible servir a los demás, por tanto, a seguir la vida sin complicársela para nada.

No. Se ha dicho mucho que la persona nace como ser humano pero se hace como tal persona, mujer u hombre concreto. Lo que quiere decir que el hecho de que un tipo de personas sea notablemente menor al común no tiene otros responsables más que las propias personas, que por encima de caracteres, condiciones de vida y condicionantes de todo tipo, van decidiendo qué camino tomar y qué clase de vida quieren vivir.

Con el lavatorio de pies en la última cena Jesús nos demuestra el poder de servir a los demás. Con este símbolo Jesús nos indica ve y sírvele con amor a tu prójimo. Que bonito. No todo el mundo tiene este privilegio. Pero en cada Jueves Santo, Dios no los recuerda. Así que vivamos con el poder de servirle a los demás de corazón y con amor. Acuérdate de este refrán “Hoy por ti mañana por mi.” No es que lo hagamos a cambio de algo es que hagamos de verdad y con sinceridad.

Durante un tiempo suficiente mantengamos una actitud de servicio y de disponibilidad, sabiendo de antemano que este servir a los demás no se puede limitar a unos servicios concretos, en un horario y en unos días fijos. El servicio no nace de la propia disponibilidad que se quiera ofrecer, sino de la necesidad que tiene la persona a la que se quiere y se debe servir; a la persona a la que se debe y se quiere servir.

lunes, 9 de abril de 2007

Prudencia

La prudencia enseña al hombre a discernir lo que es bueno o malo, para seguirlo o rechazarlo; con moderación, sensatez y buen juicio, en toda la circunstancia, respecto del verdadero bien, eligiendo medios rectos para realizar los actos que sean necesarios concretar. No se debe confundir con timidez, temor, falta de decisión, sino que debe ser la virtud que conduce a las demás virtudes.

Es discreta que pasa inadvertida ante nuestros ojos. No se puede dejar de mencionar que esta virtud se encuentra considerada dentro de las “tres P”de las operaciones de la inteligencia: Paciencia, Perseverancia y Prudencia. Esta virtud obliga a no perder de vista el por qué de la acción que se está realizando.

La prudencia es el valor que nos ayuda o reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. No se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que nos conducimos ordinariamente. Posiblemente lo que más nos cuesta trabajo es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia; la gran mayoría de nuestros desaciertos en la toma de decisiones, en el trato con las personas o formar opinión, se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información.

La falta de prudencia siempre tendrá consecuencias en todos los niveles y colectivo. Es importante tomar en cuenta que todas nuestras acciones estén encaminadas a salvaguardar la integridad, como símbolo del respeto que debemos a todos los seres humanos. La verdadera lucha y esfuerzo no está en circunstancias un tanto extraordinarias y fuera de lo común: decimos cosas que lastiman a los demás por el simple hecho de habernos levantado de mal humor, de tener preocupación de trabajo; porque nos falta capacidad para comprender los errores de los demás o nos empeñamos en hacer la vida imposible a todos aquellos que de alguna manera nos son antipáticos o los vemos como rivales profesionalmente hablando.

Si nos diéramos un momento para pensar, esforzándonos por apreciar las cosas en su justa medida, veríamos que en muchas ocasiones no existía la necesidad de reprender fuertemente al subalterno, al alumno o al hijo; discutir acaloradamente por un desacuerdo en el trabajo o en casa; evitar conflictos por comentarios de terceros. Parece ser que tenemos un afán por hacer los problemas más grandes, actuamos y decimos cosas de las que generalmente nos arrepentimos.

En otro sentido, debemos ser sinceros y reconocer que cuando algo no nos gusta o nos incomoda, enarbolamos la bandera de la prudencia para cubrir nuestra pereza, dando un sin fin de razones e inventando obstáculos para evitar comprometernos en alguna actividad e incluso en una relación. ¡Qué fácil es ser egoísta aparentando ser prudente! Que no es otra cosa sino el temor a actuar, a decidir, a comprometerse.Tal vez nunca se nos ha ocurrido pensar que al trabajar con intensidad y aprovechando el tiempo, cumplir con nuestras obligaciones y compromisos, tratar a los demás amablemente y preocuparnos por su bienestar, es una clara manifestación de la prudencia. Toda omisión a nuestros deberes, así como la inconstancia para cumplirlos, denotan la falta de conciencia que tenemos sobre el papel que desempeñamos en todo lugar y que nadie puede hacer por nosotros.Por prudencia tenemos obligación de manejar adecuadamente nuestro presupuesto, cuidar las cosas para que estén siempre en buenas condiciones y funcionales, conservar un buen estado de salud física, mental y espiritual.

La experiencia es, sin lugar a dudas, un factor importante para actuar y tomar mejores decisiones, nos hace mantenernos alerta de lo que ocurre a nuestro alrededor haciéndonos más observadores y críticos, lo que permite adelantarnos a las circunstancias y prever en todos sus pormenores el éxito o fracaso de cualquier acción o proyecto.El ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente muchas veces ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo.El valor de la prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes le rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.

jueves, 29 de marzo de 2007

Assessment

Assessment

Es un proceso mediante el cual se recopila información sobre la ejecución de los estudiantes durante el proceso mismo de enseñanza-aprendizaje con el fin de mejorar el nivel de aprendizaje de éstos y la eficacia de la labor de enseñanza del maestro. Tiene el propósito de mejorar la calidad educativa dentro del proceso de aprendizaje de los estudiantes a la vez que fortalecen en los maestros la habilidad de enseñar y la calidad del aprendizaje.

Es multidimensional y es recomendable que se lleve en el nivel institucional , en el nivel de programas académicos y en el nivel de la sala de clases. Son múltiples y muy variadas las técnicas que el maestro utiliza en la sala de clase. Mucha de ellas son muy comunes como prácticas o estrategias tradicionales tales como el uso de las preguntas para verificar el conocimiento adquirido por los estudiantes una vez llevada una lección de clase. Inclusive, las asignaciones que suelen darse como tareas escolares constituyen actividades muy apropiada para llevarla, ya que con las mismas se está llevando a cabo un seguimiento en el aprendizaje de lo discutido o analizado en clase.

Para los estudiantes las actividades de assessment ayudan a: Identificar aquellas áreas en las que están rezagados. Propiciar una retroalimentación en el proceso de aprendizaje de tal modo que puedan reflexionar en cuanto a su progreso. Para los maestros, las actividades de assessment ayudan a: Reflexionar respecto a dónde están y hacia dónde van en términos de los objetivos del curso, con lo cual pueden, a la vez, evidenciar la coherencia entre lo que se dice que se quiere lograr (objetivos) y lo que hace (producto). Promueve la investigación en el proceso educativo para poder hacer cambios y fomentar la variedad de estrategias de enseñanza.

Características del “Assessment” en la Enseñanza y el Aprendizaje

Se centra en el estudiante.
Es dirigido por el maestro.
Es formativo.
Es de contenido específico.
Es un proceso continuo.
Es beneficioso tanto para el maestro como para el estudiante.

Lo innovador de la estrategia de assessment es el uso de técnicas variadas para monitorear el progreso en el entendimiento conceptual del alumno durante el proceso de aprendizaje en vez de ocuparse sólo del producto final. La manera en que se recoge e interpreta la información que se obtiene por medio de la técnicas y/o instrumentos de assessment.

Atributos y ventajas del assessment es que cada actividad del proceso de assessment constituye una experiencia de aprendizaje. Puede llevarse a cabo a través de una multiplicidad de técnicas,medios e instrumentos para recopilar información acerca del aprendizaje del alumno en términos de conceptos, destrezas, hábitos mentales y disposiciones hacia el aprendizaje entre otros.

El assessment en la sala de clases consiste en recopilar, analizar, interpretar y utilizar la información obtenida para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Es importante señalar que si el ciclo de enseñanza / aprendizaje / assessment / mejoramiento no se completa, no se esta llevando acabo el assessment. El assessment esta centrado en el aprendiz, en el estudiante; por tal razón, el énfasis incide en el aprendizaje y no en la enseñanza. La responsabilidad del aprendizaje debe recaer en los estudiantes. La información que se recopile en el assessment en la sala de clases debe ayudar para hacer los ajustes necesarios encaminados a mejorar el aprendizaje.

Los estudiantes deben aumentar su responsabilidad en el aprendizaje y ser más independientes. Es necesario cambiar los paradigmas existentes en nuestra educación. Por décadas se ha extendido que el profesor tiene el dominio del conocimiento y que el estudiante es un ente pasivo en estos procesos de enseñanza y aprendizaje.

Por un lado no existen reglas especificas ni una directriz que obligue al profesor de cómo debe llevar a cabo el assessment en la sala de clases. Esto es una decisión muy personal, pues dependerá de la confianza, experiencia, destrezas y cualidades del profesor.

Por otro lado, el profesor tiene la completa libertad de decidir qué, cómo y cuando llevara a cabo el assessment en la sala de clases. El profesor será un facilitador para que se logren los objetivos del curso y utilizara las técnicas de assessment que el considere adecuadas para el aprendizaje.

El “assessment” es un enfoque diseñado para ayudar a los maestros a determinar qué los estudiantes están aprendiendo y cuán bien lo están aprendiendo. Algunas intentan conocer el aprendizaje previo del estudiante y otras intentan conocer el aprendizaje como conocimiento de la experiencia del curso.

sábado, 24 de marzo de 2007

Eugenio María de Hostos

Eugenio María de Hostos

¿Quien era Eugenio María de Hostos? Fue un gran educador, sociólogo, jurista, filósofo, político, periodista, crítico literario, ensayista y, sobre todo, hombre consagrado a la lucha por la libertad, la justicia, la educación y la cultura en América. Hostos fue un reformador de sociedades. Nació en Mayagüez en 1839 y murió en Santo Domingo en 1903. Realizó sus estudios primarios en San Juan. Cursó el bachillerato en España en la Universidad de Bilbao. Estudió Leyes en Universidad Central de Madrid. Siendo estudiante en España luchó en la prensa y en el Ateneo en Madrid por la autonomía y la libertad de los esclavos de Cuba y de Puerto Rico.

El método que empleo Hostos para alcanzar su ideal será la educación, puesto que él era esencialmente un maestro y pensaba que solamente a través de la pedagogía se podría redimir a los pueblos latinoamericanos. Lo que realizará ya fuera desde las aulas, ya fuera con su pluma. Hostos se expresaba sobre el particular de la siguiente manera: Todos nuestros pueblos de origen latino en el continente americano, arrastrados por la corriente tradicional que seguían las viejas nacionalidades, se han imbuido en un sistema de pensamiento que, como prestado, no sirve al cuerpo de nuestras sociedades juveniles.

Para condensar en breves palabras los resultados de la labor pedagógica de Hostos, diremos que la medida de su importancia la da el alcance social que tuvo. En el tiempo realmente breve que pasó de educador en los países en que ejerció el magisterio su obra dejó huellas indelebles. En Chile su recuerdo es venerado como el de un reformador de la enseñanza. A la República Dominicana la puso en el camino del progreso no sólo haciendo disminuir la ignorancia, sino elevando las condiciones morales y sociales, exponiendo al pueblo el significado de sus derechos y sus deberes.

Si Hostos viviera hoy, fiel a su tradición, estaría trabajando en revisar y superar sus propias ideas. Haría para este nuevo siglo, lo que hizo para el suyo: una propuesta educativa basada en una ética y política a tono con los intereses y valoraciones emancipa torios de la época y a través de la síntesis de haberes contemporáneos en torno al ser humano y su sociedad. En el marco de esa agenda liberadora, ya desde el primer escrito en el que presenta sus ideas educativas, "Puntos para meditar un plan de educación común universal" (1873), establece su concepto de educación y los dos elementos principales para su reforma. Dice al respecto: "Educación", desarrollo reflexivo y voluntario de todas nuestras aptitudes, orgánicas, sensuales, morales, intelectuales." Para Hostos la escuela debía tener una acción directa sobre la mente de la niñez y la adolescencia.

Podemos decir pues que la filosofía educativa hostosiana, o mejor, su teoría práctica de la educación, que él nunca formuló expresamente en un escrito, es una síntesis de ciencias humanas que fundamentan un proyecto político-educativo de emancipación humana colectiva y personal. En Hostos , como en ningún otro educador en el mundo de su época, encontramos pues una teoría-práctica de la educación capaz de pensar y organizar los procesos de formación humana en toda su complejidad.

Preguntarse por la "filosofía educativa" de Hostos, es para nosotros una forma de entender esa tradición en la que nos movemos, de clarificar y rectificar el sentido de nuestro trabajo y contribución a la agenda de la misma. Hostos era tanto un gran teórico como un organizador y un practicante de la educación que defendía. Amparaba una reforma educativa que: define con claridad y objetividad su finalidad liberadora, se fundamenta en el conocimiento de las fuerzas y condiciones del desarrollo de la razón, elabora una pedagogía en consonancia con dichas condiciones organiza el conocimiento y las experiencias educativas en un plan de estudios que sigue un orden tanto lógico como psicológico.

Para Hostos el fin último de la enseñanza es el desarrollo de la razón. El desarrollo de la razón es simultáneamente desarrollo intelectual y moral, pues como dice Hostos, El pensamiento educativo de Hostos se nutre, en gran medida, de, por un lado, el positivismo evolutivo de Augusto Comte, Herbert, Spencer, por otro, el idealismo de Karl Krause. Desde su perspectiva filosófica la realidad física, social, espiritual (moral e intelectual) responde a condiciones de existencia.

Con este pensamiento termino, “Educar, desarrollar por la educación esas cualidades, secundar los esfuerzos de la naturaleza, preparar para su próximo destino al que ha de ser pueblo de esta sociedad, ése es el deber” Eugenio María de Hostos

lunes, 19 de marzo de 2007

La Educación + Valores = Carácter

La Educación + Valores = Carácter.

Son unas conexiones que dependen de cada una para llegar al ser humano. Si las analizamos podemos darnos cuenta que cada una se necesita mutuamente; ya que la educación y los valores juntos bien aprendidos nos llevan a tener carácter. Toda persona debe tener carácter para poder enfrentar las situaciones que llegan a nuestra vida. Un individuo sin carácter es una persona débil, inseguro, poco valiente y con una autoestima baja. El carácter indica idea de profundidad, interiorización o actualización de conciencia, liderazgo, fuerza, seguridad, valentía y de palabra.

Por lo tanto la educación en valores tiene como objetivo el alcance de una personalidad desarrollada o en desarrollo, la que se entiende al caracterizar a un individuo concreto. Educar en valores significa contribuir a la función integrada del individuo mediante la valorización.

La educación puede ayudar a definir un proyecto de vida efectiva y eficaz, convirtiéndolo en un proyecto real, haciendo corresponder las posibilidades internas del individuo y las del entorno, mediante el desarrollo de valores, la concepción del mundo, la capacidad de razonamiento, los conocimientos, motivación y los intereses.

La educación debe ayudar a la tendencia interna de la personalidad a integrar y armonizar los factores internos y externos, la autonomía de esta, es decir a la autorregulación sobre la base de fines conscientes, lo que esta por supuesto en la interacción y en dependencias de la realidad social.

Los valores interiorizados conforman la esencia del modelo de representaciones personales que constituyen el contenido del sentido de vida y de la concepción del mundo, permiten la compresión interpretación, valorización y las finalidades de la actividad social.

Los valores no se enseñan y aprenden de igual modo que los conocimientos y las habilidades; la escuela no es la única institución que contribuye a la formación y desarrollo de estos. Otra peculiaridad de la educación de valores es su carácter intencional, consistente y de voluntad, no solo por el educador sino también del educando, quien debe asumir dicha influencia y la necesidad de conocer no sólo el modelo ideal de educación, sino las características del estudiante en cuanto a sus intereses, motivaciones, conocimientos y actitudes.

Los valores no son el resultado de una compresión y mucho menos de una información pasiva, ni tampoco de actitudes conducidas sin significado propio, por el individuo. Es algo más complejo y multilateral pues se trata de los componentes de la personalidad, contenidos, y sus formas de expresión a través de la conducta y comportamientos, por lo tanto sólo se puede educar en valores a través de conocimientos, habilidades de valorización, reflexión y la práctica.

Algunos afirman que vivimos en una sociedad sin valores, otros que han aparecido nuevos valores asociados al nuevo paradigma socioeconómico y cultural; también hay quien dice que el problema está en la existencia de la variedad de valores, los que producen confusión y desorientación en la actuación y valorización de los seres humanos.

Quizás este ocurriendo todo esto, valdría la pena abordar el asunto teniendo en cuenta que en todas las sociedades y en las diferentes épocas el hombre ha tenido que enfrentar sus propios retos de desarrollo. No obstante a esta realidad, no es ajeno el hecho de que existen cuestiones no resueltas en la comunicación y en la vida de los hombres, en su educación su calidad de vida que impiden el desarrollo de una personalidad integral y adecuada a la sociedad en que ésta se despliega.

La influencia que el sentido de los valores puede tener en la conducta de un niño. Los jóvenes, como los adultos se enfrentan a un mundo de problemas y decisiones que reflejan la complejidad de la vida del hombre. En estas decisiones están en juego los valores como fuerzas directivas de acción. Éstos con frecuencia están en conflicto; en parte por la poca claridad del sistema de valores de la sociedad y la desorientación de la existencia humana.

La tarea de educar y con ello la de educar valores no queda circunscrita al ámbito escolar. Pero la educación no se reduce a la realización profesor-alumno. En el marco de la escuela se da una interacción constante entre la estructura, organización. Además la familia y la sociedad son espacios sociales fuertemente comprometidos en esta responsabilidad de integrar valores para formar carácter.
“El fin de la educación no es hacer al hombre rudo, por el desdén o el acomodo imposible al país en que ha de vivir, sino prepararlo para vivir bueno y útil en él” José Martí

martes, 13 de marzo de 2007

Ofender a quien queremos

Primeramente debemos saber el significado de la palabra “ofender”. Es herir la sensibilidad o el honor. Los padres, hijos, hermanos, esposo son nuestra familia más allegada y más querida. Los primos, primas, tías, tíos, cuñados son nuestra familia. Son las personas que están cada día y en cada momento a nuestro lado en las buenas y en las malas. Y a veces con una mala cara, mala acción, repugnancia, una broma, un comentario fuera de lugar, alzar la voz o una mala palabra ofendemos sin ningún pudor o remordimiento alguno a nuestros seres más queridos. Sin darnos cuenta que en algunos casos tenemos a nuestro lado seres humanos que de cualquier cosas los podemos ofender o herir su sensibilidad. Lo que quiero decir es que debemos tener mucho cuidado ya que de cualquier tontería o bobería como dicen por ahí se puede ofender a cualquier ser humano incluyendo a nuestros seres queridos.

A veces el decir o hacer algo ofendemos a nuestros seres queridos. Pero en verdad: ¿Queremos hacerlo? o ¿Lo hacemos sin darnos cuenta? Y uno se pregunta: ¿Cómo, qué hice, Por qué lo hice, Qué me paso, me pase, debí hacerlo o no? Por que son muchas las situaciones que nos preguntamos eso cuando ofendemos. En otros momentos lo hacemos con premeditación o por el coraje de un mal entendido, una falta o una falla. En el diario vivir ocurren eventos o circunstancias que no entendemos o no queremos entender.
Para no darnos cuenta que hemos fallado.

Por el contrario ofendemos sin importarnos nada y sin ningún pudor alguno. Se han visto casos que la familia está totalmente separadas y son como enemigos en vez de una familia. No hay amor sino odio, rencor, envidia, resentimiento y mucha amargura.
Por lo tanto el estar más y el compartir más tiempo con nuestros seres queridos están más expuesto a ofenderlos con mayor frecuencia que a nuestros propios compañeros, amistades o allegados. Se debe tener mucho cuidado con lo que se dice y se hace. Ya que a veces nuestros seres más queridos son los más sensibles y a los que más daño les causamos. Que algún otro particular. Aunque hay que entenderlo, el sentimiento es más doloroso y profundo cuando un ser querido te ofende que de un particular. Hay ofensas que calan profundo en nuestro corazones y dejan un vació que es muy difícil de olvidarlo.

Debemos tener conocimiento de los sentimientos y la sensibilidad de cada persona que queremos y amamos. En esta vida hay de toda clase de sentimientos. Hay que aprender a conocer esos sentimientos. Por eso en medio de coraje, resentimiento debemos analizar lo que vamos a decir y hacer. En muchos casos ofendemos más a menudo a nuestro seres queridos. Sin darnos cuenta por nuestras acciones y comentarios.

Somos seres humanos que nos equivocamos. Lo importante es reconocer y aceptar que ofendemos y que cuando nos ofendan saber perdonar de corazón. Como Pedro le dijo a Jesús: ¿Cuántas veces debes perdonar a mi hermano si me hace algo malo? ¿Hasta siete? No le dijo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete. Así que lo importante es perdonar y pedir perdón cuando ofendemos. Aunque nos cueste mucho, lo más importante es reconocer que hemos cometido una falta.

No es fácil aceptar que ofendemos a alguien y en especial a nuestros seres queridos. Pero se le debe pedir a Dios que nos de la fuerza necesaria para poder pedirle disculpa o en algunos momentos perdón. Ya que esta palabras tiene un significado especial, es muy difícil para decirla y de corazón mucho más. De esta manera podríamos pedir disculpa o perdón de corazón y podríamos ser capaces de decirlo en paz.

Así que cuando tengamos coraje, tomemos aire, no digamos lo que primero se nos ocurra ya que bajo el coraje podemos decir muchas cosas que después nos arrepentiremos. En especial a las personas que amamos. Vamos a aprender a valorar y tratar de no ver lo malo. Sino lo bueno para que el corazón no tenga un vació que es difícil de rellenar. Lo más importante, recordar la oración que Jesús nos enseño: El Padre Nuestro y estas palabras perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

A todas las personas que lean este escrito piensen si en algún momento han ofendido a algún ser querido o otra persona en particular y no se han disculpado o no le han pedido perdón, este es el momento. Sino te atreves pídele a papa Dios que te de esa fortaleza para que lo puedas hacer. Veras que en el momento que lo hagas sentirás una paz y una felicidad bien especial en tu vida. Podrás vivir tranquilo y con la conciencia tranquila sin ningún remordimiento. Te invito a que lo hagas, esa persona anhela esa disculpa o ese perdón de ti. O si por el contrario no le has dicho lo especial que es para ti y lo mucho que la amas. No esperes para mañana lo que puedes hacer hoy. Porque mañana puede ser muy tarde.

jueves, 1 de marzo de 2007

Educacion 717

Espero que el curso 717 sea de mucho aprendizaje para mi. En relación a la redacción. Ya que es un buen recurso para tener una correcta redacción. Creo que para todo es necesario tener un buen banco de recursos y trucos para poder comunicarnos mejor y poder fluir con mayor facilidad. En el ámbito oral y escrito. Cada maestro debe tener una excelente redacción y fluidez al hablar para ser buenos ejemplos para los estudiantes. Quiero aprender a redactar como todo un profesional en el campo. Al final del curso le dire que pude apreciar y aprender del curso.