lunes, 9 de abril de 2007

Prudencia

La prudencia enseña al hombre a discernir lo que es bueno o malo, para seguirlo o rechazarlo; con moderación, sensatez y buen juicio, en toda la circunstancia, respecto del verdadero bien, eligiendo medios rectos para realizar los actos que sean necesarios concretar. No se debe confundir con timidez, temor, falta de decisión, sino que debe ser la virtud que conduce a las demás virtudes.

Es discreta que pasa inadvertida ante nuestros ojos. No se puede dejar de mencionar que esta virtud se encuentra considerada dentro de las “tres P”de las operaciones de la inteligencia: Paciencia, Perseverancia y Prudencia. Esta virtud obliga a no perder de vista el por qué de la acción que se está realizando.

La prudencia es el valor que nos ayuda o reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. No se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que nos conducimos ordinariamente. Posiblemente lo que más nos cuesta trabajo es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia; la gran mayoría de nuestros desaciertos en la toma de decisiones, en el trato con las personas o formar opinión, se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información.

La falta de prudencia siempre tendrá consecuencias en todos los niveles y colectivo. Es importante tomar en cuenta que todas nuestras acciones estén encaminadas a salvaguardar la integridad, como símbolo del respeto que debemos a todos los seres humanos. La verdadera lucha y esfuerzo no está en circunstancias un tanto extraordinarias y fuera de lo común: decimos cosas que lastiman a los demás por el simple hecho de habernos levantado de mal humor, de tener preocupación de trabajo; porque nos falta capacidad para comprender los errores de los demás o nos empeñamos en hacer la vida imposible a todos aquellos que de alguna manera nos son antipáticos o los vemos como rivales profesionalmente hablando.

Si nos diéramos un momento para pensar, esforzándonos por apreciar las cosas en su justa medida, veríamos que en muchas ocasiones no existía la necesidad de reprender fuertemente al subalterno, al alumno o al hijo; discutir acaloradamente por un desacuerdo en el trabajo o en casa; evitar conflictos por comentarios de terceros. Parece ser que tenemos un afán por hacer los problemas más grandes, actuamos y decimos cosas de las que generalmente nos arrepentimos.

En otro sentido, debemos ser sinceros y reconocer que cuando algo no nos gusta o nos incomoda, enarbolamos la bandera de la prudencia para cubrir nuestra pereza, dando un sin fin de razones e inventando obstáculos para evitar comprometernos en alguna actividad e incluso en una relación. ¡Qué fácil es ser egoísta aparentando ser prudente! Que no es otra cosa sino el temor a actuar, a decidir, a comprometerse.Tal vez nunca se nos ha ocurrido pensar que al trabajar con intensidad y aprovechando el tiempo, cumplir con nuestras obligaciones y compromisos, tratar a los demás amablemente y preocuparnos por su bienestar, es una clara manifestación de la prudencia. Toda omisión a nuestros deberes, así como la inconstancia para cumplirlos, denotan la falta de conciencia que tenemos sobre el papel que desempeñamos en todo lugar y que nadie puede hacer por nosotros.Por prudencia tenemos obligación de manejar adecuadamente nuestro presupuesto, cuidar las cosas para que estén siempre en buenas condiciones y funcionales, conservar un buen estado de salud física, mental y espiritual.

La experiencia es, sin lugar a dudas, un factor importante para actuar y tomar mejores decisiones, nos hace mantenernos alerta de lo que ocurre a nuestro alrededor haciéndonos más observadores y críticos, lo que permite adelantarnos a las circunstancias y prever en todos sus pormenores el éxito o fracaso de cualquier acción o proyecto.El ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente muchas veces ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo.El valor de la prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes le rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.

11 comentarios:

Félix Morales dijo...

La prudencia nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. La prudencia en su forma operativa es un puntal para actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida. La prudencia es la virtud que permite abrir la puerta para la realización de las otras virtudes y las encamina hacia el fin del ser humano, hacia su progreso interior. La prudencia es tan discreta que pasa inadvertida ante nuestros ojos. Nos admiramos de las personas que habitualmente toman decisiones acertadas, dando la impresión de jamás equivocarse; sacan adelante y con éxito todo lo que se proponen; conservan la calma aún en las situaciones más difíciles, percibimos su comprensión hacia todas las personas y jamás ofenden o pierden la compostura. Así es la prudencia, decidida, activa, emprendedora y comprensiva.
El valor de la prudencia no se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que nos conducimos ordinariamente. Posiblemente lo que más trabajo nos cuesta es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia, la gran mayoría de nuestros desaciertos en la toma de decisiones, en el trato con las personas o formar opinión, se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información. La falta de prudencia siempre tendrá consecuencias a todos los niveles, personales y colectivas, según sea el caso. Es importante tomar en cuenta que todas nuestras acciones estén encaminadas a salvaguardar la integridad de los demás en primera instancia, como símbolo del respeto que debemos a todos los seres humanos. La prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes nos rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro. La prudencia es una virtud de la razón, no especulativa, sino práctica: la cual es un juicio, pero ordenado a una acción concreta.

Por Félix Morales

Andrés Rodríguez dijo...

Saludos Guirmar:
Si queremos ser exitosos en la vida y mantener una interacción efectiva con las demás personas tenemos que poner en práctica una serie de virtudes que serán las que nos ayudarán a cumplir con esta misión. Entre estas virtudes que necesitamos desarrollar para completar dicha misión esta la prudencia. La misma es una virtud de la razón, no especulativa, sino práctica: la cual es un juicio, pero ordenado a una acción concreta. La prudencia nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. La prudencia en su forma operativa es un puntal para actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida. Es la virtud que permite abrir la puerta para la realización de las otras virtudes y las encamina hacia el fin del ser humano, hacia su progreso interior. El valor de la prudencia no se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que nos conducimos ordinariamente. Posiblemente lo que más trabajo nos cuesta es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia, la gran mayoría de nuestros desaciertos en la toma de decisiones, en el trato con las personas o formar opinión, se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información. El ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente muchas veces ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo. La prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes nos rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.. Nos admiramos de las personas que habitualmente toman decisiones acertadas, dando la impresión de jamás equivocarse; sacan adelante y con éxito todo lo que se proponen; conservan la calma aún en las situaciones más difíciles, percibimos su comprensión hacia todas las personas y jamás ofenden o pierden la compostura. Así es la prudencia, decidida, activa, emprendedora y comprensiva.

yolanda dijo...

Guirmar, ¿qué tal? El tema de la prudencia es bien interesante. En lo que a mi respecta entiendo que la prudencia es una virtud, que se aprende con los años y sobre todo en la medida que alcanzas madurez. Conforme vas creciendo las distintas experiencias de la vida te hacen ser prudente, en especial aquellas que te han herido mucho. Lo contrario a ser prudente es tomar riesgos, pero esto es parte del equilibrio, ya que dicen por ahí, que el que no se arriesga nada tiene.

El que es prudente sabe cuando actuar y en que momento callar. Como en las peleas de adultos, en especial los matrimonios; los refranes populares dicen que para pelear se necesitan dos, de manera que el prudente de los dos calla aunque crea tener la razón. El ser prudente te lleva a reflexionar, es muy cierto, pues analizas los pro y contra de la situación. Parte de esta reflexión lo es considerar los posibles efectos de tus decisiones.

Mencionas el hecho de que como adultos nos ofuscamos y tendemos a decir cosas que no son necesarias ser escuchadas por nuestros seres queridos, y simple y sencillamente no nos podemos detener. Terminamos diciendo lo suyo y lo ajeno, enviando el sentido común y la prudencia muy lejos. Los jóvenes durante la adolescencia por lo general son imprudentes y en manos de los adultos comprometidos, está el orientarlos. Aquí con la palabra dicha y los buenos consejos es de suponer que el joven aprenda a ejercer control de si mismo.

Definitivamente estoy de acuerdo contigo, cuando dices, que muchas veces las personas por falta del compromiso de continuar hacia adelante no tienen al menos el ánimo para hacerlo. Aquí vemos el hecho de que piensan que la prudencia en sus actos es sinónimo de no intentarlo, yo diría que es temor al fracaso. La prudencia te hace observar más y analizar situaciones. Te conviertes además en una persona sabia, con el correr de los años.

En las escuelas el variar las estrategias de enseñanza por aquellas que le permitan al estudiante a realizar análisis y tomar decisiones; te encaminan a aprender a ser prudente.
El hogar es otra institución en la cual se aprende esta virtud, dialogando y dando el ejemplo. Aprender a escuchar y a callar en momentos claves, te enseña a ser cauteloso, otra palabra para ser prudentes.

Doris Vilma Rodríguez dijo...

La prudencia es una virtud de la cual carecen muchas personas. Ser prudente no es otra cosa que reflexionar antes de actuar. En otras palabras ser precavido, cautelosos antes de responder a un estímulo o situación y sobre todo si nos puede traer dificultades nuestra forma de proceder. En ausencia de la prudencia cometemos atrocidades de las cuales luego nos arrepentimos. La mayoría de los conflictos en los cuales nos vemos involucrados surgen debido a que no pensamos antes de actuar y procedemos sin medir las consecuencias de nuestros actos.

Es imperativo que desarrollemos una buena actitud hacia el análisis y reflexión de cada cosa que hacemos. De igual forma debemos ser pacientes y esperar sin desesperarnos en algún momento llegará lo que tanto ansiamos, pero si por el contrario le permitimos a nuestros impulsos actuar, posiblemente lo vamos a lamentar luego. Esto tiene que ver mucho con problemas de comportamiento. La forma como nos comportamos refleja lo impulsivo o prudentes que podemos ser. La modificación de conducta necesita de mucha prudencia por parte del que la aplica y del que está siendo sometido al tratamiento.

Como bien indicas, Guirmar, muchas veces al reflexionar sobre un conflicto, comprendemos que la forma en que procedimos no fue la correcta y que posiblemente con el diálogo sin llegar a una discusión se pudo resolver situaciones. Esto pasa mucho en el área laboral y sobre todo en el hogar. Ofendemos a quien más queremos, por no ser prudentes. En muchas ocasiones de situaciones sencillas de resolver, se crean problemas que traen consecuencias mayores. Esta situación planteada la vemos a diario en los periódicos del país. La mayoría de los asesinatos son causados por personas impulsivas que no pensaron ante de actuar y que posiblemente luego se lamentarán. Lo importante de todo conflicto es aprender del mismo y pensar antes de actuar ante una situación similar. Las experiencias son importantes para la formación del individuo, por lo que es necesario no desesperarse y entender que la prudencia se aprende a lo largo de la vida. Lo malo es dejar pasar el tiempo y no lograr ser prudentes jamás.

Wilma Jimenez dijo...

Guimar

Prudencia

Hay que ser prudente para todo en la vida hay que tomar disciplinas para uno dejarse llevar de todo lo que ocurre en nuestro caminar en la vida. Tenemos que aprender a discernir lo bueno y lo malo que ocurre en nuestro alrededor para así de esta forma tomar una decisión incorrecta. Que sea sabia y prudente. Muchos jóvenes toman decisiones erróneas que lo llevan a la perdición o destrucción de sus vidas.

Muchos jóvenes cuando están en ese mundo de que todo es color rosa, no pueden discernir que cosas les conviene por su propio bienestar. Le puedes dar un buen consejo y de nada le vale. Las amistades hoy dia son un dolor de cabeza porque hay que saber discernir entre lo que conviene y lo que no conviene.

Los padres siempre están recalcando la disciplina de sus hijos, por esta misma razón de que elijan por el buen camino de la verdad. Que nunca se arrepentirán de haber seguido el bien. Siempre los maestros, directores escolares, trabajador social, orientador están enfatizando sobre estas disciplinas de los chicos para fortalecer sus pensamientos y demás.

Cuando hay falta de la buena prudencia, hay consecuencias negativas en nuestros jóvenes y estudiantes. Debemos siempre salvaguardar la integridad de los demás en primera instancia, respetar a los demás. Debemos de tener esfuerzo, luchar por nuestros ideales, que nadie no los arrebate para nada.

Cuando no nos gusta algo debemos de expresarlo para así mantener nuestra prudencia, y ser honesto con nosotros mismos. Nuestras experiencias como adultos nos enseñan cada dia más de que tenemos que mejorar algunas situaciones en nuestras vidas.

Buscar la parte espiritual para que de esta forma seguir mejorando las relaciones interpersonales en nuestro lugar de trabajo y ser lo mas prudente posible. Tener días de comunión espiritual entre nuestros jóvenes, para así de esta forma escuchar su sentir y trabajar con ellos con prudencia. La prudencia nos ayuda a ser buenos financieros, manejar las cuentas de forma exitosa, ser personas organizadas en la vida etc.
De esta forma cuidamos de nuestro buen sentido de humor porque somos personas prudentes.

!Buenas Noches!
Wilma Jimenez

Naty dijo...

Guimar

La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo. "El hombre cauto medito sus pasos", "sed sensatos y sobrios para daros a la oración". La prudencia es la "regla recta de la acción", escribe Santo Tomás, siguiendo a Aristóteles. No se confunde ni con la timidez ni con el temor, ni con la doblez ni con la disimulación. Es llamada "auriga virtutum": Conduce las otras virtudes indicándole regla y medida. Es la prudencia quien guía directamente el juicio de conciencia. El hombre prudente decide y ordena su conducta según este juicio. Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares y superamos las dudas sobre el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.

La prudencia nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. La prudencia en su forma operativa es un puntal para actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida.

La prudencia es la virtud que permite abrir la puerta para la realización de las otras virtudes y las encamina hacia el fin del ser humano, hacia su progreso interior. Es tan discreta que pasa inadvertida ante nuestros ojos. Nos admiramos de las personas que habitualmente toman decisiones acertadas, dando la impresión de jamás equivocarse; sacan adelante y con éxito todo lo que se proponen; conservan la calma aún en las situaciones más difíciles, percibimos su comprensión hacia todas las personas y jamás ofenden o pierden la compostura.

Maggie dijo...

Necesitamos conducir constantemente nuestra vida, evitando tropezones y accidentes.
La inteligencia es capaz de ver el presente y olerse el futuro. Por eso la inteligencia es capaz de prever y prevenir. Esta actividad de previsión es lo que se llama prudencia. Es decir, ver las consecuencias antes de actuar. “Verlas venir”.
La prudencia es una cualidad teórica y práctica a la vez; conocimiento directivo que requiere estudio, mucha experiencia, petición de consejo y reflexión ponderada. El hombre prudente es reflexivo, pues aunque el no y el si son breves de decir, a veces se debe pensar mucho.
Pedir consejo es lo propio y lo más importante cuando alguien quiere actuar con prudencia y no tiene claro qué camino debe seguir.
Hay que saber que la reflexión al servicio del mal no es prudencia porque no se puede perseguir un fin bueno por un camino malo.
El ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente muchas veces ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallas y limitaciones aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo. El valor de la prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recta, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes le rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.

gloria_sentimientos dijo...

Prudencia- Guirmar

Moderación, cauteloso en la manera de ser o de actuar. Tener buen juicio. Esa es la manera de practicar la prudencia. Tenemos que tener un punto medio en todo lo que hacemos en nuestra vida. Cuando utilizamos la prudencia podemos diferenciar lo bueno de lo malo. El ser una persona prudente no significa que seamos tímidos, indecisos, sino que sabemos analizar las cosas antes de actuar. Se debe pensar antes de tomas decisiones, de esta manera nos evitamos contratiempos y así evitamos ofender o hacer sentir mal a las demás personas.
Cuando se utiliza la prudencia correctamente, somos perseverantes y esta nos puede llevar al triunfo o alcanzar las metas que nos proponemos. Es una virtud por lo tanto no podemos verla a simple vista. Se demuestra a través de nuestras actitudes y acciones. Cuando carecemos de un poco de prudencia tenemos problemas en todo momento.
Debemos ser prudentes en cada momento de nuestra vida de esa forma no vamos a herir a las personas que queremos. Nos evitaríamos el tener que pedir perdón en cada segundo y el arrepentimiento por las cosas que hacemos. Tenemos que aprender a tratar a los demás seres humanos. No podemos utilizarlos para descargar en ellos, nuestra furia, ni de su ira. Nadie tiene culpa de lo que pasa a los demás.
Vamos a buscar la forma de tener una vida sana, plena viviendo cada momento con prudencia. Seamos seres pacientes, comprensivos. Ayudemos a los demás a vivir en paz y tranquilidad. No seamos obstáculos en el camino de nuestros semejantes. Pensemos que cada persona es única, diferente y tiene modos y formas diferentes de actuar y pensar. No tratemos de imponer siempre nuestra voluntad. Vamos a aceptar las opiniones de los demás con prudencia, tranquilidad y respeto.
Es lo menos que podemos hacer para poder convivir en un mundo, en una sana convivencia. Pongamos en práctica nuestras virtudes. Solo así demostraremos el amor que sentimos por los demás y hacemos camino para que nos traten de la misma manera.

Carmenjoan.blogspot.com dijo...

Hola: Guirmar

PRUDENCIA

La prudencia es una gran virtud cardinal que consta en el modo que las personas distinguen o disciernen lo que es bueno y lo que es malo. Luego que la gente toma la decisión de ser de una forma tienen dos opciones seguir o alejarse. Esta cualidad permite que la persona sea juiciosa y que tenga un control en su vida tomando acciones moderadas y con templanza. Como seres humanos tenemos que tener criterio propio sobre nuestras acciones teniendo en mente que todo lo que hagamos trae con si consecuencias. Para lograr nuestros objetivos es importante ser sabio y tomar buenas decisiones por el bien nuestro y el de los demás. Cuando se tiene un buen comportamiento o prudencia se pueden alcanzar muchísimos logros. Dejando así huellas en las personas y un lindo recuerdo de ti.

Hay personas que tienen una gran confusión con esta palabra y atribuyen la palabra prudencia a una persona que es tímida, callada y de falta de carácter, pero esto es un error. Realmente la palabra prudencia va de la mano con las palabras paciencia y perseverancia. Una persona que sea tímida no es necesariamente una persona prudente.

El mal humor es una característica que tienen las personas y que es bastante chocante y el problema es que la gente se siente así y no saben la razón. Algunas veces se puede justificar, pero otras veces no. La falta de paciencia también es una influencia para que la persona se sienta de mal humor, porque a veces las cosas sencillas las hacemos más grande y revolucionan completamente el estado de ánimo.

Toda persona debe trabajar arduamente para ser mejores seres humanos y cambiar o sacar todo aquello que te aleja a ser una persona prudente. No es posible que nosotros siendo seres pensantes seamos débiles y permitamos que la gente nos manipule. Tenemos que defender nuestros derechos y dejar de estar a la derriba hay que agarrar el timón y luchar por ser prudentes en todo momento, aunque llegue la mayor tentación del mundo. Sino puedes agarrarte a Dios porque sientes que algo te lo impide arreguindase a lo que puedes soltar tu carga y lanzarte de una vez a realizar las cosas con la dirección del Señor.

Maria Porto dijo...

La prudencia el la virtud de actuar de forma justa, adecuada y con cautela. Es la virtud de cominicarse con los demás usando un lenguaje claro y respetuoso. La prudencia nos hace seres razonables y libres. Posiblemente lo que más nos cuesta es mantenernos prudentes ante una situación de la cual estamos involucrados. Es fácil mantener la prudencia cuando no me toca directamente, pero cuando es uno el involucrado; qué difícil es.La prudencia nos hace seguros y responsables de nuestras acciones. Aprendamos a cultivarla.

Nancy Vélez dijo...

"Prudencia"

Saludos:

La prudencia es una virtud que se adquiere a la medida que nos desarrollamos en valores morales y espirituales. No se nace siendo prudente. La madre enseña a su hijo a ser prudente. Lo encamina en lo correcto. Lo corrige cuando comete errores y le administra una disciplina si infringe las normas del hogar.

La persona prudente se nota en la forma de hablar y de actuar. Siempre piensa las cosas antes de expresarlas porque piensa en las posibles consecuencias de su proceder.

Se necesita la sabiduría de Dios para ser prudentes. Dios nos puede dirigir a toda verdad.

Por: Nancy Vélez