martes, 13 de marzo de 2007

Ofender a quien queremos

Primeramente debemos saber el significado de la palabra “ofender”. Es herir la sensibilidad o el honor. Los padres, hijos, hermanos, esposo son nuestra familia más allegada y más querida. Los primos, primas, tías, tíos, cuñados son nuestra familia. Son las personas que están cada día y en cada momento a nuestro lado en las buenas y en las malas. Y a veces con una mala cara, mala acción, repugnancia, una broma, un comentario fuera de lugar, alzar la voz o una mala palabra ofendemos sin ningún pudor o remordimiento alguno a nuestros seres más queridos. Sin darnos cuenta que en algunos casos tenemos a nuestro lado seres humanos que de cualquier cosas los podemos ofender o herir su sensibilidad. Lo que quiero decir es que debemos tener mucho cuidado ya que de cualquier tontería o bobería como dicen por ahí se puede ofender a cualquier ser humano incluyendo a nuestros seres queridos.

A veces el decir o hacer algo ofendemos a nuestros seres queridos. Pero en verdad: ¿Queremos hacerlo? o ¿Lo hacemos sin darnos cuenta? Y uno se pregunta: ¿Cómo, qué hice, Por qué lo hice, Qué me paso, me pase, debí hacerlo o no? Por que son muchas las situaciones que nos preguntamos eso cuando ofendemos. En otros momentos lo hacemos con premeditación o por el coraje de un mal entendido, una falta o una falla. En el diario vivir ocurren eventos o circunstancias que no entendemos o no queremos entender.
Para no darnos cuenta que hemos fallado.

Por el contrario ofendemos sin importarnos nada y sin ningún pudor alguno. Se han visto casos que la familia está totalmente separadas y son como enemigos en vez de una familia. No hay amor sino odio, rencor, envidia, resentimiento y mucha amargura.
Por lo tanto el estar más y el compartir más tiempo con nuestros seres queridos están más expuesto a ofenderlos con mayor frecuencia que a nuestros propios compañeros, amistades o allegados. Se debe tener mucho cuidado con lo que se dice y se hace. Ya que a veces nuestros seres más queridos son los más sensibles y a los que más daño les causamos. Que algún otro particular. Aunque hay que entenderlo, el sentimiento es más doloroso y profundo cuando un ser querido te ofende que de un particular. Hay ofensas que calan profundo en nuestro corazones y dejan un vació que es muy difícil de olvidarlo.

Debemos tener conocimiento de los sentimientos y la sensibilidad de cada persona que queremos y amamos. En esta vida hay de toda clase de sentimientos. Hay que aprender a conocer esos sentimientos. Por eso en medio de coraje, resentimiento debemos analizar lo que vamos a decir y hacer. En muchos casos ofendemos más a menudo a nuestro seres queridos. Sin darnos cuenta por nuestras acciones y comentarios.

Somos seres humanos que nos equivocamos. Lo importante es reconocer y aceptar que ofendemos y que cuando nos ofendan saber perdonar de corazón. Como Pedro le dijo a Jesús: ¿Cuántas veces debes perdonar a mi hermano si me hace algo malo? ¿Hasta siete? No le dijo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete. Así que lo importante es perdonar y pedir perdón cuando ofendemos. Aunque nos cueste mucho, lo más importante es reconocer que hemos cometido una falta.

No es fácil aceptar que ofendemos a alguien y en especial a nuestros seres queridos. Pero se le debe pedir a Dios que nos de la fuerza necesaria para poder pedirle disculpa o en algunos momentos perdón. Ya que esta palabras tiene un significado especial, es muy difícil para decirla y de corazón mucho más. De esta manera podríamos pedir disculpa o perdón de corazón y podríamos ser capaces de decirlo en paz.

Así que cuando tengamos coraje, tomemos aire, no digamos lo que primero se nos ocurra ya que bajo el coraje podemos decir muchas cosas que después nos arrepentiremos. En especial a las personas que amamos. Vamos a aprender a valorar y tratar de no ver lo malo. Sino lo bueno para que el corazón no tenga un vació que es difícil de rellenar. Lo más importante, recordar la oración que Jesús nos enseño: El Padre Nuestro y estas palabras perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

A todas las personas que lean este escrito piensen si en algún momento han ofendido a algún ser querido o otra persona en particular y no se han disculpado o no le han pedido perdón, este es el momento. Sino te atreves pídele a papa Dios que te de esa fortaleza para que lo puedas hacer. Veras que en el momento que lo hagas sentirás una paz y una felicidad bien especial en tu vida. Podrás vivir tranquilo y con la conciencia tranquila sin ningún remordimiento. Te invito a que lo hagas, esa persona anhela esa disculpa o ese perdón de ti. O si por el contrario no le has dicho lo especial que es para ti y lo mucho que la amas. No esperes para mañana lo que puedes hacer hoy. Porque mañana puede ser muy tarde.

12 comentarios:

Maggie dijo...

La ofensa nos trae rencores, mal humores y nos cierra puertas. Que triste cuando ofendemos a nuestros seres queridos por no saber detenernos a pensar lo que decimos y cuan potente pueden ser nuestras palabras. No recuerdo quien lo dijo pero nunca me olvidare de esto “ el discurso que des ofendiendo será uno que nunca podrás borra las heridas que dejes y lo lamentaras toda tu vida”

Félix Morales dijo...

Felix
Comentario Sobre Ofender a Quien Queremos - Guirmar

Existen todo tipo de ofensas, como todo tipo de personas, y aquí veo caso en el que mencionas de las familias en las cuales existe amor y comunicación y en las otras que solo existe odio y rencor, peor en su mayoría lo que existen son familias que no importa como se lleven, si se quieren o se odian, lo que si es que cuando alguien de esa familia tiene problemas todos ayudan y en especial las familias latino americanas. Personalmente e conocido el caso en el que una prima cumple quince años, estos viven el campo de Ponce, casi llegando al cielo, en donde cuando aquí hace calor, allá esta cayendo granizo. Toda su vida han vivido de cosechas de sus fincas, han comido huevos de gallinas que ellos mismos crían y han bebido café que ellos mismos han cosechado. En otras palabras, son personas pobres, de una condición económica limitada, pues te cuento, este ha sido el mejor quinceañero al que yo e ido. Todos en la familia colaboraron con algo, unos con la música, otros con la comida, la bebida, entremeses, con todo.

Ese día yo presencie un ejemplo de una familia que no aparenta ser muy unida ya que viven en le campo y como se sabe la familia del campo esta lejos y no se visita mucho y cuando se visita es para bochinche, todos ayudaron con algo y fue todo un éxito. En particular esta familia ha presentado a media de los años una serie de irregularidades entre estos, como toda familia pelean, se ofenden, se maltratan, entre otros, pero cuando hay una emergencia hay estamos todos para ayudarnos.

También personalmente conozco el caso de un familiar, el cual le dicen el ermitaño. Un ermitaño es aquel que vive solo y que aunque tenga familia es como si no la tuviera. El ermitaño cada ves que la familia se le acerca este se cree que es para pedirle algo, el mismo tiene complejo de que cuando alguien se le acerca nos para nada bueno, y por esto se ha quedado solo, ya que lo único que hace es ofender y cuando no esta ofendiendo esta prometiendo cosas que nunca va a cumplir.

Wilma Jimenez dijo...

Ofender a quien queremos

Guirmar, como tu dices nuestra familia es los más importante nuestros hijos, esposos, hermanos, padres. Debemos de mantener siempre la paz y la calma para no ofenderlos en ningún momento dado. A veces con nuestras acciones, miradas, comentarios de mal gusto. Ejemplo nos sucede con la política. A veces las edades son bien importantes porque donde hay un núcleo familiar que se encuentran los jóvenes, siempre hay un poquito del mal gusto. Por su edad y que ellos quieren que todo sea permitido hoy día.

Sin darnos cuenta que hay que regirnos por unas normas y leyes en nuestro Puerto Rico. A veces es muy cierto ofendemos sin darnos cuenta. Y nos preguntamos porque lo hice, o porque hice este comentario. Hay personas que les encanta llevar la cizaña de la discordia. Para así no ofender a los demás pero eso no es el propósito. Siempre esa virtud que Dios nos da de la templanza, el amor hacia los demás. Debemos siempre tener conocimientos de los sentimientos y valores que tiene el ser humano, la sensibilidad y siempre tratar de no ofender a quien nosotros queremos.

Todos nos equivocamos pero tenemos que perdonar a los que nos ofenden cada día . Dios en su gran misericordia nos perdona cada uno de nosotros. Tenemos que educar y enseñar a nuestros jóvenes, hijos, padres que el amor de Dios es incondicional y nosotros tenemos que dar por hecho que hay que amarnos unos a otros. Muchas familias se ofenden y no se perdonan, lo vemos cada día en nuestro puerto rico. La sociedad vive muy desenfrenada, sin valores, se ha perdido ha veces el respeto hacia los demás. Se nos hace difícil con algunas personas trabajar ciertas situaciones, pero hay que pedirle a Dios que nos muestre el camino para así dirigir la otra persona. Con Dios en nuestros corazones podemos dar la batalla cada día. Nunca nos demos por vencídos. Las iglesias en nuestro país son de gran ayuda para nuestro recogimiento espiritual. Los valores son muy importantes en nuestras vidas. Hay que seguir orando cada día unos por los otros. Que Dios nos de mucha sabiduría, para continúa hacia delante

¡Buenas tardes!

Naty dijo...

Nosotros los seres humanos a veces tenemos la mala costumbre de que cuando te pasa algun problema ofendemos a los que menos tienen culpa que son nuestros seres humanos.

Debemos de tratar de ser mas pacientes , antes de actuar y hablar cosas de que nos podamos a repentir tratemos de anlizar y pensar lo que vamos a decir.

Andrés Rodríguez dijo...

Saludos Guirmar:
Dios nos da la libertad para hacer lo que nosotros querramos. Vivimos en un mundo que está lleno de tanto orgullo, envidia, vanidad, egoísmo, donde aparentamos sentir amor hacia el prójimo, pero por otro lado a veces no nos damos cuenta la cantidad de veces que los ofendemos con nuestras acciones. Puedo definir el término "ofender" como un acto que realizamos haciendo sentir mal o heriendo los sentimientos de otra persona. Cuando una persona piensa que tú la quieres, lo menos que espera es un trato diferente de tu parte. Los seres humanos tenemos lapsos de tiempo en el cual nuestro humor se va a alterar por x o y razón. En este momento es que tenemos que controlar nuestro temperamento ya que nos volvemos muy sensibles y actuamos muy rápido ofendiendo a los demás sin darnos cuenta. Hay momentos que deseamos estar solos, este es uno de ellos que debemos aprovecharlo para descargar nuestro mal humor con nosotros mismos. Lo peor de todo esto es que las personas que queremos son las que siempre están a nuestro lado y por eso son ellas las que reciben nuestras descargas ofensivas. Hay muchas formas de ofender: una palabra mal dicha, una broma de mal gusto, un gesto, el egoísmo, entre otras. Como maestros, tenemos que tener mucho cuidado con nuestros estudiantes, especialmente con los de escuela elemental. Creemos que porque son niños, podemos decirle lo primero que se nos venga a la mente. Con una ofensa a un niño podemos marcarlo para toda la vida. Recuerda las cosas buenas se olvidan, pero las malas siempre se quedan en la mente. En cuanto a la familia es como tú dices, son las personas que siempre están a nuestro lado pendientes de nuestros actos y que todo esté marchando bien, siempre y cuando sea una familia bien unida. Por tal razón le debemos un respeto y asegurarnos que esa buena relación perdure. no obstante existen familias que viven de las ofensas y se pasan todo el tiempo involucrados en conflictos. Aprendamos primero a pensar lo que vamos a decir, cómo vamos a actuar de acuerdo a la situación, las bromas que vamos a hacer, para de esta manera evitar ofender a las personas que están a nuestro alrededor, especialmente a las personas que queremos.

Doris Vilma Rodríguez dijo...

Te felicito, nos llevas a reflexionar mediante las escrituras sagradas que debemos seguir y tener presente siempre. Respondiendo a la última pregunta, no creo que exista una persona en el mundo que no haya ofendido a alguien, en especial a un ser querido. Siguiendo con las sagradas escrituras: "el que esté libre de pecado que lanze la primera piedra". Todos en algún momento de nuestras vidas hemos incurrido en una conducta inapropiada o que tal vez entendemos que procedemos y contestamos de la forma correcta, sin medir nuestras palabras. Lamentablemente la mayoría de las veces cuando ofendemos a una persona es a una ser querido, a veces al que más amamos.

Como padres en ocasiones nos cegamos y no comprendemos a nuestros hijos y hacemos comentarios que lo hieren profundamente. Especialmente cuando son jóvenes adolescentes, en nuestro afán por protegerlos y por no perderlos, nos convertimos muchas veces en sus enemigos. Realmente nuestra conducta debe ser dirigida a respetarlos, escucharlos y entenderlos como amigos. Se nos va de las manos el control y tratamos de restringir la forma como piensan y actúan. Entonces encontramos que todo lo que hacen los jóvenes es incorrecto y en ocasiones nos dirigimos a ellos como si fueran delincuente. Debemos recordar el dicho que dice: "HIJO FUISTE, PADRE SERAS...". Si analizas este dicho entenderás que cuando somos padres nos tenemos que poner en el lugar de nuestros hijos y hablarles como nos hubiese gustado que nos hablaran cuando eramos adolescentes, en otras palabras se amigo de tu hijo y ayudale a entender cuando esta equivocado sin lastimarlo.

Como maestros muchas veces no tenemos tolerancia y ofendemos a nuestros estudiantes. En momentos en que tenemos coraje muchas veces algunos maestros utilizan cosas negativas que conocen de ellos o de sus familiares y blasfeman en su contra, sin deternerse a pensar que los estudiantes son seres inocentes que han venido al mundo aprender de los errores de los demás y de los suyos. Los estudiantes son seres que carecen en su mayoría de experiencias, por lo que en ocasiones ofenden como forma de protección contra los demás. Es nuestra misión enseñarles a respetar al prójimo. La mejor manera es demostrándoles que los respetamos y jamás los ofendamos. En la práctica diaria reflexiona sobre tú proceder y ayudarás a otros seres humanos a crecer.

yolanda dijo...

¿Sabes? Has tocado un tema que llega a la médula de un problema que se aprende en nuestro núcleo familiar o de igual manera fuera de el. Tendemos desde niños a presenciar cuando los adultos se pelean, se ofenden. Estos mismos aprenden de los adultos a pedir perdón luego y otros ven como pasa el tiempo y nunca se retractaron. Quizás simple y sencillamente por falta de comprensión, educación en valores o lo más importante la falta del amor de Dios en el calor del hogar.
Por ofensas se han dado guerras, muertes, enemistades a través de la historia de la humanidad. Como bien dices es tan penoso cuando ofendemos al ser querido o al revés cuando la persona que más quieres es la que te ofende; duele más. ¿Sabes qué? cuando ofendes a quien en realidad amas, es el mismo sentimiento del amor el que te da la capacidad de pedir perdón. Quizás es ese grado de confianza el que te mueve a decir lo que piensas, sin medir las consecuencias de lo que dices y por que lo dices. La madurez te permite frenar en esos momentos en que nos creemos dueños de la verdad y no medimos el alcance de nuestras palabras. Pedir perdón cuando te das cuenta de que cometiste una ofensa es fácil. Lo difícil es pedir perdón cuando a sabiendas estas conscientes de que la ofendida fuiste tú. Aqui entra la hermana de la Verdad, la Humildad. Esa virtud a la cual aquellos que desean parecerse a Cristo aspiramos alcanzar.
Ahora bien, hablaste de los momentos de coraje esos, a los cuales permitimos que prevalezcan, y nos enferma el alma. Situaciones que prolongamos al no encontrar la manera de arreglar las cosas. Aquí entra la sociedad a educar a ese niño a aprender desde pequeño a manejar esas emociones que no nos permiten vivir en comunidad y es que simple y sencillamente no podemos andar por ahí ofendiendo a los demás. Para evitar ofender debemos conocer el respeto, un valor muy importante para la coexistencia. Tu exhortación a la reconciliación es muy pertinente, conozco a varias personas que dejaron para muy tarde pedir perdón por sus ofensas, y ya no lo pueden hacer por que la vida continúa su curso y dejaron de existir.

Carolina Calzada dijo...

El ser humano es un ser muy complejo. La ciencia, aunque muy avanzada, todavía no ha sido capaz de descubrir al humano en su totalidad. Dentro de las complejidades de nosotros se encuentra el comportamiento.

Algunas personas tienen la habilidad de predecir lo que otras harán, pensarán o dirán. Este ámbito es fácil predecirlo; sin embargo, descifrar el porqué de las acciones humanas es un misterio.

Nosotros los humanos somos entes muy sentimentales, y como dicen por ahí desde que Pandora abrió la caja tenemos muchos sentimientos algunos positivos y otros negativos. Dentro de estos sentimientos negativos se encuentra la ira. Por culpa de la ira se han cometido muchas injusticias, crímenes y catástrofes en la humanidad.

Cuántas veces al día nos peleamos con nuestros seres queridos por tonterías o por un resentimiento e ira hacia un familiar se han cometido asesinatos. La razón es simple; la ira provoca que la parte racional del cerebro se bloquee y se tomen decisiones erróneas. Una vez pasada la tormenta de adrenalina es que la razón vuelve a funcionar, pero ya es muy tarde; hemos ofendido y cometido un error del cual nos arrepentiremos toda una vida.

Yo me pregunto ¿qué pasa con nosotros que al darnos cuenta de nuestro error no hacemos nada para remediarlo? Jesús nos enseño que debemos perdonar setenta veces siete, mas no lo hacemos. Cuando la ira nos invade no nos importa nada, sólo salir lo mejor posible nosotros de la situación y los demás que se fastidien, no nos importa. Hay veces que no pedimos perdón por no demostrar “debilidad” o por ser demasiados orgullosos.

Una buenísima manera de solucionar esta situación es la misma que plantea Guirmar. Cuando tengas ira respira hondo, distrae tu mente del epicentro de la ira y dialoga la situación, tampoco se debe salir de la situación sin solucionarla ya que esa acción nos llenará más todavía de ira y no podremos romper el ciclo vicioso.

Somos humanos y al ofender a alguien, quien quiera que sea, dejaremos huellas profundas en esa persona. Heridas que toman años en sanar pero que con ayuda de Dios y disposición de nosotros podemos sanar y evitar.

Nancy Vélez dijo...

Ninguna razón lógica se tiene cuando ofendemos a la persona que se quiere. Sencillamente, el no tener control de las emociones nos covierte en posibles ofensores potenciales dondequiera que vayamos. Si actuamos sin medir consecuencias el sabor amargo del dolor nos acecha.

No estamos exentos de fallar y cometer errores. Considero que no se puede marchar por este mundo pidiendo excusas, y perdón por no haber sabido manejar el conflicto inmediato. De la única forma que se puede crecer es sabiendo el control que tenemos con nosotros mismos. El ser explosivos, y no refrenar la lengua, que es un órgano tan pequeño, pero las Sagradas Escrituras nos advierten que pueden encender todo un bosque. Se infiere, que con ella expresamos nuestros sentimientos y con ella misma se ofende a las personas que más estimamos o apreciamos. Es indicativo que el tener el control bajo toda circunstancia, no es tarea fácil, pero tampoco es tarea imposible.

La pregunta obligada, ¿qué es más fácil, ofender o ser ofendido? El que ofende se siente después la persona más inútil y miserable que existe sobre la tierra. El ofendido de igual manera, pero si no controla sus emociones, la venganza se entroniza dentro del corazón y empaña los sentimientos del hombre. ¿Por qué tantos crímenes? ¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué la sangre corre por las calles de nuestra Isla del Caribe? Son personas ofendidas que permitieron que la venganza los encegueciera y pudieron más que sus propios sentimientos y emociones. Se echa a Dios a un lado para resolver los problemas con nuestras propias fuerzas. Entiendo que existen problemas que nosotros no podemos resolverlos solos. Tenemos que reconocer nuestra incapacidad para que el oportuno socorro nos llegue desde arriba. Un freno a tiempo evitará terribles consecuencias. Un retirarse a tiempo cuando los ánimos están acalorados, es de persona prudente y valiente. Ceder a las presiones no vale la pena. Seremos monigotes de nuestras acciones y dejaremos una huella imborrable en nuestros seres queridos que Dios ha puesto a nuestro lado para que no estemos solos en esta vida.

En resumen, es mejor perder, ceder ante circunstancias adversas y depender de la intervención divina, que actuar bajo un ataque de furia y enojo. Si lo meditas concienzudamente descubrirá que serás un vencedor de tus emociones porque tu confianza trasciende el espacio y depende de un Dios Todopoderoso que estará a tu lado para fortalecerte en todo momento. No estás solo(a), Dios cuida de ti y de los tuyos.
El Dios de toda paz gobierne nuestras emociones para no herir a aquellos a quienes amamos.

Nancy Vélez

Carmenjoan.blogspot.com dijo...

OFENDER A QUIEN QUEREMOS

Hola: Guimar

La verdad es que sin lugar a duda los que siempre salen perjudicados son nuestros familiares y amigos. El problema esta en las actitudes que tomamos cuando tenemos algún problema. Los seres humanos en muchas ocasiones actúan sin pensar en las consecuencias y lo que es peor es que después que hizo o dijo algo que realmente dolió no hay vuelta atrás. Cuando ocurre esto yo siempre pongo este ejemplo: Es como cuando coges un papel en tu mano y lo haces una bolita, que ocurre con el papel, se estruja verdad, pues así se queda el corazón cuando se maltrata a la persona verbal o físicamente y aunque trates de planchar el papel las arrugas no se le borraran. Las heridas que se quedan en nuestro corazón son causadas por las ofensas. Hay veces que aunque sintamos el mayor coraje no debemos huir de la situación y mucho menos descontrolarnos porque es ahí cuando no se miden las palabras y se dicen cosas que realmente no se sienten.

Guirmar yo pienso que la familia se hizo para que estuvieran unidos. No estoy de acuerdo en que halla que evadir a la familia para evitar problemas y mucho menos que tengas que ofenderlos. Pienso que es cuestión de que como personas adultas nos controlemos y simplemente si algo se sale de lugar optar por ignorarlo hasta que se baje el temperamento de los corajes. A veces callados nos evitamos muchos disgustos. La familia se hizo para brindarse el apoyo, comprensión y el amor que tanta falta hace en estos tiempos. Mientras muestres una actitud positiva y des un buen ejemplo del trato con amabilidad y respeto estoy segura que te trataran igual o mejor de lo que esperas.

Considero que pedir perdón no es difícil pero debemos evitar cometer errores para no tener que repetirlo tan seguido.

¿Cuántas veces debes perdonar a mi hermano si me hace algo malo? ¿Hasta siete? No le dijo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete. Esto es así y lo mejor del caso es que no lo dice Juan del Pueblo lo dice: Jesús.

No se puede pretender predicar la moral sino estas dando el ejemplo. Como tu escribiste no esperes para mañana lo que puedes hacer hoy, porque para mañana puede ser tarde. Estoy de acuerdo porque a veces dejamos pasar los momentos especiales y los segundos perfectos para regalar un abrazo o un beso e incluso se de hijos que nunca le han llevado una flor a la mamá, pero entonces cuando muere le quieren llevar las flores más hermosas del mundo. En mi opinión llevarle flores después de muerta es una perdido de tiempo y dinero. Si no lo hiciste en vida cuando tenia la oportunidad de ver las flores, abrazarte y darte las gracias ya no lo hagas, porque ni las va oler, ni sentir, ni ver. No hay nada mejor que expresar lo que sentimos. Intentémoslo no cuesta nada al contrario quizás nos llevamos sorpresas. No permitas perderte las caras de tu familia cuando se emocionan por la llevada de algún detalle. De ti y de mí depende la unión familiar.

¡Muy buen artículo!
Carmen Joan

gloria_sentimientos dijo...

Saludos Guirmar

Cuantas veces herimos a los seres amados, en ocasiones producimos heridas difíciles de curar. Tal vez lo hacemos porque son las personas que más confianza tenemos y es aquí donde descargamos nuestra furia, nuestro enojo sin pensar el dolor que producimos. Cuando amamos debemos demostrarlo con nuestras actitudes, respeto y comprensión. Como tu dices estos seres queridos son los que están conmigo en las buenas y en las malas por lo tanto debe tener un poco más de consideración al dirigir a ellos. Nadie tiene porque pagar los platos rotos del otro. Se debe pensar antes de actuar. Porque luego viene el pedir perdón, lo siento, no quise hacerlo pero la misma escena se repite una y otra vez. Cuando nos dirigimos a una persona debemos tener en cuenta sus sentimientos, su sensibilidad, hay quienes se ofenden por un gesto, sin embargo a otros no le hace huella. Cada persona es diferente y actúa de diferentes formas en ciertos momentos o circunstancias.
Es muy cierto que somos humanos y muchas veces nos equivocamos o fallamos pero esto no debe ser el pan nuestro de cada día. Debemos estar dispuestos también a perdonar cuando nos ofenden.
Es muy importante estar en paz consigo mismo y mantener una conciencia tranquila. Así que en el momento de pedir perdón o perdonar, debemos estar en comunicación con Dios para que nos de la fuerza y la fortaleza necesaria para lograr el mismo.
Es tiempo de dejar viejos rencores y rencillas surgidas en el seno familiar. Cuando pedimos perdón demostramos nuestro arrepentimiento y el amor que sentimos por esa persona. Es tiempo de perdonar, olvidar y comenzar una vida llena de amor, respeto y perseverancia.

Tenemos que dejar de ser impulsivos, hay que aprender a controlar nuestras emociones para evitar seguir haciendo tanto daño. Dios es amor.
Verdaderamente es muy triste cuando hacemos sentir mal a otra persona por un momento de ira o rencor que tuvimos. Que culpa tuvo ese ser querido, por lo tanto es importante que te disculpe hoy por si no hay mañana. El momento es hoy, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.

Maria Porto dijo...

Ofendemos a quien queremos

Aunque nunca debemos llegar a la ofensa, como seres débiles y pecadores en momentos de ira y coraje ofendemos a quien queremos. Contrario a lo que debería ser, muchas veces ofendemos a los seres queridos que están a nuestro lado. Son los primeros que reciben nuestras frustraciones, corajes y aunque no tengan culpa los ofendemos sin razón.

Ofendemos a Jesús, quien dió su vida por nosotros cada vez que ofendemos al prójimo, cada vez que no visitamos al enfermo, cada vez que juzgamos desenfrenadamente, cada vez que actuamos de manera injusta, cada vez que negamos su existencia.

Ofendemos a quien queremos porque Dios nos dió la libertad y la voluntad para elegir entre la ofensa y el amor. Por favor tratemos de elegir el amor.